El agua contaminada influye en todos los aspectos de la vida, incluyendo a las personas, los animales y el medio ambiente.
Para subsanar este problema, existen satélites que utilizan sensores remotos para medir parámetros como la turbidez, la temperatura y la concentración de nutrientes en cuerpos de agua dulce y salada, apoyando la gestión sostenible de recursos hídricos y la conservación de ecosistemas acuáticos.
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